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LSN116

Mamá. Papá. Confieso que soy developer.

Te contaré una historia.

En el 4ºA ocurrió esto el pasado jueves exactamente a las 14:47.

—Mamá. Papá. Tengo que contaros algo.

Posó lentamente la cuchara sobre la sopa fría.

—Confieso que soy developer. —dijo tragando saliva al pronunciar la última sílaba.

—¡Cariño! ¡Cómo es eso posible! —respondió sobresaltada la madre.

El padre tenía los ojos como platos. Parecía congelado.

—Llevo ya varios meses trabajando de esto y me gusta, me siento bien programando, es mi vida.

—¡Qué vas a saber tú de la vida! ¡Te la hemos regalado y así nos pagas!

La madre miraba con cara de extensa preocupación al padre, que ahora si estaba alborotado.

El silencio solo estaba cortado por otra noticia gris que salía de la pantalla de televisión.

—Dime al menos que trabajas con UX y que decides la mejor posición de cada CTA para conseguir Leads de calidad.

Negó con la cabeza.

La madre anunció con su expresión el llanto. El padre la ira.

—Mi responsabilidad es el código, principalmente la conexión con la persistencia en base de datos.

—MongoDB, ¿verdad? PostgreSQL ¿mejor?—interrumpió la madre con un gesto de esperanza.

—No mamá. Es MySQL.

El puñetazo en la mesa del padre rebotó contra el techo.

—¡Dime que tenéis una performance en las slow queries por debajo del segundo!

Su mirada se llenó de culpa mientras volvía a negar.

El padre arrancó a llorar. La madré se marchó por la puerta desesperada.

Los fideos fríos resbalaron por la cuchara igual a como se escurren los condicionales anidados en el código de una aplicación legada.

Todo acabó a las 14:56.

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La frustrante incomprensión

Arturo, un colega de profesión, me contó hace dos veranos que sus padres eran mayores y que no sabía como explicarles cuál era su trabajo. Se sentía frustrado por ello.

Es programador web y le encanta la parte del backoffice.

Pensó que con un proyecto de una marca local conocida podría ser más fácil.

No lo consiguió y se sentía mal por ello.

La escena del comienzo quizás pudiera ocurrir dentro de 20 o 30 años.

Pero tampoco será así. Habrá otras tecnologías, otra forma de construir lo que nos rodea, otro lenguaje.

Tal vez seamos nosotros los que, atropellados por la historia, no entendamos a nuestros hijos cuando nos cuenten a lo que se dedican.

En cualquier caso todo perfil técnico se enfrenta alguna vez a explicar cual es su labor fuera del contexto natural donde todos te entienden.

Si tienes esa oportunidad, no la desaproveches.

Da igual si te dedicas a frontend, backend, mobile o lo que sea.

La ridícula verguenza

Cuando empecé a currar haciendo páginas web me sentía muy pequeño.

Los proyectos eran como misiones, el trabajo me encantaba.

La pequeñez venía dada por un reto mayor: compartir con la familia lo que era capaz de hacer. Poner un nombre y unos apellidos a aquella cosa que era hacer "páginas web".

Tan ridículo era que cuando decía esto:

"Si, hago páginas web."

La voz se me encogía porque pensaba que nadie era capaz de comprenderlo.

Evitaba hablar de lo que hacía.

De lo que estaba descubriendo que me encantaba hacer. Prefería ocultarme en un gallo, restándole importancio.

Mal. Muy mal.

(La semana que viene hablaré justo de esto, de no sentirse pequeño.)

Si algo te apasiona tienes que contarlo, radiarlo, gritarlo a los cuatro vientos.

Te pondrán caras raras.

Dirán que "haces cosas esas frikis del ordenador".

Incluso, llegarán a hacer chanzas y risas diciéndote que si lo que dices es en serio.

En el mejor de los casos, te harán preguntas.

Da igual.

Explica lo que haces. Aprende a hacerlo.

La estúpida metáfora

Un día escribí esto en un trozo de servilleta:

"No más símiles entre la programación web y la construcción de muros."

Terminé otra reunión donde, incapaz de explicar cuál sería mi labor, tuve que echar mano de metáforas y comparaciones.

Usé, una vez más, la mítica del "albañil que sabe que tiene que hacer un muro de cuatro metros, que no es lo mismo que uno de cinco".

¿Por qué no explicamos sencillamente lo que es?

Sin usar tecnicismos.

¿Imposible?

Por qué no intentar contar el proceso, haciendo hincapié en las dificultades que no se ven a primera vista.

  • Que tenemos que comprobar en un listado la validez del dato.
  • Que solo puede aparecer un campo del formulario si no hemos rellenado otro.
  • Que el usuario puede ver su perfil pero no puede ver el del resto porque está restringido.
  • Que las imágenes tienen que modifcarse antes para que todo vaya más rápido.

Sin metáforas.

Sin palabras que no puedan usarse en otros contextos.

Llegando a lo técnico solo cuando así lo requiera la situación.

No más ladrillos de los necesarios, por favor.

La única fortaleza

Hace unas líneas te decía que hay que aprender a contar lo que sabemos hacer.

Puede que tengas más o menos facilidad, pero es una habilidad con la que no se nace.

Hay que cultivarla.

Hemos hablado mucho en anteriores domingos sobre la importancia de exponer tus ideas frente al público.

A gente que no te conoce.

Ajena totalmente a tu labor.

Donde tienes que despertar sensaciones a puerta fría.

La familia (y los amigos) pueden formar parte también te tu equipo de desarrollo.

Cuantas veces he escuchado a personas decir que son magos y los primeros trucos eran parte de un show que se hacia en casa con los abuelos, los primos...

Periodistas, músicos, cantantes...

A mi me funcionó crear un elevator pitch, una pequeña presentación para todos los públicos, para ser capaz de trasmitir en lo que trabajo sin necesidad de esperar 30 años ni de usar metáforas de ladrillo.

Lo conté en el episodio 57 de Fenómeno Mutante.

El penúltimo renglón

Tenemos hoy dos artículos para acabar.

Review de un 2019 no tan malo.

No te dejes engañar por el título. Lo que cuenta Elena Ramírez dentro, aunque parezca que diciembre de 2019 es de otro siglo, es perfectamente válido a día de hoy.

Calmar la vorágine de la mente. No tenerle miedo al miedo. Pararse a organizar...

An Amazon Programmer's Perspective.

La traducción del resumen creo que da una perspectiva sobre lo que cuenta su autor.

"Me quemé como desarrollador en Amazon al final de mi segundo año. Desde entonces, he encontrado un equilibrio trabajo-vida saludable y sostenible y disfruto el trabajo nuevamente. Escribo esto para A) crear conciencia, especialmente para los nuevos empleados y sus familias, y B) ayudar a dar esperanza y consejos a las personas que están pasando por lo mismo en Amazon u otras compañías."

¡Nos leemos el próximo domingo!

PD: El martes nos visitó Miguel Piedrafita en Web Reactiva. Y el viernes hablamos del largo camino de node hasta deno.