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Las comparaciones con Manute Bol son odiosas

Te cuento primero lo que no va a ser este envío: un tratado de psicología.

Hace unos días apenas conocía nada de la teoría de la comparación social.

Y está ahí desde hace 50 años.

Tampoco pretendo convencerte de nada.

Lo curioso del caso es que tras una primera lectura de algunos artículos, me sentí plenamente identificado con lo que contaban.

Enseguida detecté que, además del síndrome del impostor, adolecía también de un mal no tipificado científicamente.

El lenguaje popular se ha hecho cargo de colgar ese cartel:

Las comparaciones son odiosas.

(Sobre todo si son con Manute Bol.)

La teoría de la comparación social es de 1954 y fue propuesta por León Festinger.

Dice que las personas autoevaluamos las opiniones y habilidades comparándolas con las de los demás.

Esta necesidad se dispara en momentos de incertidumbre, cuando es más difícil manejar las capacidades de forma objetiva.

(¿A qué ya has sentido que esto va contigo?)

Esta teoría tiene nueve hipótesis que fueron tomadas como base para seguir evolucionando hasta lelgar a lo que te cuento hoy.

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(El hashtag #LaSelectaNewsletter lo está petando,)

La foto con Manute Bol

Si has visto la NBA en los años de Jordan y Johnson, este nombre te sonará.

Manute era un jugador de baloncesto africano que medía la friolera de 2 metros 29 centímetros.

Tan sólo pesaba 90 kilos, con lo que su apariencia era aún más frágil y espigada. Al moverse en la cancha parecía de otro planeta, era como un ser a cámara lenta.

El caso es que cuando estaba en activo se hizo esta foto:

No, no está trucada.

El otro que sale en la foto es un compañero de equipo, Muggsy Bogues, un jugador 1,60 metros de altura. Bastante más desconocido, pero, según la Wikipedia, el más bajo de la historia de la NBA.

Parecía una comadreja en la pista.

Ambos jugaban en los Washington Bullets.

Imagínate las coñas en el vestuario. A Manute colocando un donuts en todo lo alto de su mano diciéndole a Muggsy "¿a qué no lo pillas?". Y el otro haciéndole una jugada ratera para forzar que tuviera que doblarse.

(Tú ya me entiendes.)

Risas, puede, pero las comparaciones son odiosas.

Comparaciones ascendentes

Volvamos a la teoría un momento.

Preferimos compararnos con personas o grupos que consideramos que son mejores para evaluar nuestras capacidades.

Tenemos el deseo de mejorar y utilizamos, ese caso, una dirección ascendente.

En la foto sería muy fácil pensar que Muggsy mira a Manute como un jugador más alto y, por tanto, con mejor capacidad para encestar.

Muy fácil sería todo si nos basta con mirar hacia arriba

(Nunca mejor dicho en este caso).

¿Qué pasa si andas flojo de autoestima?

Pues que no te gustará compararte de forma ascendente. Mirar a otro que consideras mejor que tú.

Según evoluciones posteriores de la teoría esto generará en ti sentimientos negativos y tratarás de evitarlas o menospreciarlas.

Casos prácticos

Uno que me encuentro muy a menudo y que puede encajar aquí.

Personas que entran en el mundo de la programación, que están empezando. Están llenos de ilusión, y saben que el camino es difícil, pero se ponen manos a la obra.

Ven a otras resolver problemas en un "ti-ta" y, si ese día no tienen las pilas puestas, se vienen abajo.

"Yo no voy a conseguir hacerlo así en la vida."

"Es que acabo de empezar y no me entero de nada."

Hay que enfocarlo desde otra perspectiva.

Buscar las similitudes con esos grupos con los que te comparas e incluso admiras.

Mejora personal

Es mejor engancharse a la opción de una mejora personal y no a proyectar todas tus debilidades en esa diferencia de "altura".

Pasa mucho en desarrollo.

Vemos vídeos o presentaciones de gente que es capaz de desplegar un Docker en producción en AWS con integración continua y sin fallos pulsando un botón con el codo mientras cambian el panal del bebé y se ven una serie en Netflix.

Unos genios.

Intenta hacerlo mañana y seguro que como poco se te quema la cocina. O el servidor.

Las comparaciones de este tipo es mejor hacerlas en días bonitos.

En los que las cosas te han salido bien y has logrado algún hito.

(Por eso es importante también apuntalar y apuntar los logros.)

Imagínate si un día malo en mi Academia Online me quiero comparar con el volumen Jeffrey Laracasts. Sería terrible.

Comparaciones descendentes

Cuando miras a una persona o grupo al que consideras peor que tú para sentirte mejor, realmente estás haciendo una comparación social descendente.

Lo hacemos de forma consciente. También inconsciente.

Mirando de nuevo a la foto sería fácil pensar que Manute veía a su compañero bajito como un lastre en el equipo. Desde aquí arriba solo le veo la nariz.

La autoestima y el humor vuelve a jugar un papel esencial en este caso: Lo llaman los efectos moderadores de la comparación social.

El mal humor tiene consecuencias colaterales según sea la persona. En algunos apenas paraliza, sino que es un acicate para superarse. Ahí la ascendente será positiva.

Otros, en cambio, no actuarán así y querrán esa sensación de superioridad en la comparación, haciéndola descendente.

La autoestima tiene un efecto multiplicador sobre el buen humor. Si eres capaz de verte bien a ti mismo. tus sensaciones positivas y la sonrisa aumentarán, descendiendo a la par la necesidad de realizar comparaciones descendentes.

Casos prácticos

A nadie se le escapa que cuando tú sabes más de un framework o un lenguaje y se acerca una persona novata puede establecerse esa comparación descendente.

Hay una expresión que no me gusta en determinados contextos:

"No tiene ni idea, ¿no ves que es el becario?".

Daniel LaRusso era "el becario" del Señor Miyagi en Karate Kid.

Entiendo que el Sensei en este caso tenía todo el día para enseñar a "dar cera y pulir cera", que nosotros estamos muy liados con las tareas del día a día.

Pero también has estado ahí.

Si tener ni idea.

La comparación descendente tiene una consecuencia interesante. En base a algo de lo que no hablan en los artículos que he leído.

La generosidad.

No hace falta que dejes todas tus laboras, las más veces con una pista, el que no sabe tanto tiene un hilo del que tirar.

Más sobre la Teoría de la comparación social, en la Wikipedia

El penúltimo renglón

Celebramos hoy aquí en el estreno de un proyecto de Andros Fenollosa.

Ha construido un framework web llamado Tadam y que está realizado en Clojure.

Programación funcional a tope.

Andros se ha dado cuenta del potencial de Clojure para un desarrollo moderno y más fiable, al depender de un paradigma funcional, donde es más fácil de detectar errores y mucho más predecible.

Además os traigo un proyecto curioso.

Carlos Encalada se ha propuesto hacer algo que pocos hacen. Ha creado Meta Cast, un lugar donde hace reseñas de podcasts que escucha.

Escribe anotaciones personales que pueden ayudarte a descubrir nuevos programas interesantes.

¡Nos leemos el próximo domingo!

PD: Si nada falla el martes en el podcast tendremos una entrevista "en la nube". Puedes ver también por qué soy ladrón en pantuflas.